miércoles, 25 de abril de 2012

Un poquito de historia de la Mesta. Riaza un lugar muy importante en su organización

Para gestionar los asuntos relativos a la trashumancia y a la defensa de los intereses pastoriles y comerciales de los propietarios surgió una organización: La Mesta.

El origen del nombre se desconoce; pero se da como probable que proceda de la palabra árabe "mechita", empleada por los nómadas de Argelia para indicar los campamentos invernales del ganado.

Lo cierto es que durante la primera mitad de la Edad Media se generalizó en Castilla la costumbre de reunir asambleas de pastores y propietarios en diversas localidades, dos o tres veces al año, con el fin de aplicar clausulas del fuero local pertinentes a la industria ganadera y especialmente, para asignar los animales descarriados (denominados mastrencos o mesteños) a sus propietarios legales.

Estas asambleas o concejos se llamaban mestas, y si bien parece que algo similar ya existía en la época de la dominación visigótica, el nombre no se aplicó hasta el siglo XII.

Toda persona interesada en esta industria era requerida para asistir a las asambleas, de manera que se reunían cientos de personas, y en los centros importantes, por miles.

Los asuntos tratados en estas mestas locales eran todos los pertinentes a la industria pastoril, tales como la contratación de pastores, o las características de los hierros, cuyas alteraciones eran severamente castigadas. Hay que indicar que en un principio estas mestas tenían muy poca relación con la trashumancia.
Su misión de asignar ovejas descarriadas se refería a una localidad y su comarca, y afectaban a todo el ganado, estante o trashumante.

La ciudad más importante en este tipo de organizaciones fue Soria, cuyos pastores fueron los fundadores y promotores de la Mesta Nacional.

Esta surgió en el S.XIII, en el año 1.273, en que Alfonso X el Sabio reunió a todos los pastores de Castilla en una asociación nacional que dominó "El Honrado Consejo de la Mesta de Pastores", a la cual otorgó carta de privilegio


Para su organización se tuvieron en cuenta las ordenanzas de las Mestas locales, y varios de los rasgos principales de estas agrupaciones se incorporaron a la asociación nacional, la cual, aprovechándose de la coincidencia de nombre fue poco a poco absorbiendo funciones de las Mestas locales.

La organización interna de la Mesta constaba de tres elementos: los miembros, las asambleas y los funcionarios.

Los miembros eran los propietarios de ganado trashumante, y hay que destacar que la mayoría del ganado estaba en manos de mediados y pequeños propietarios, muchos de los cuales eran pastores de sus propios rebaños.

Las reuniones de los miembros, es decir, el pleno del Consejo se reunía, al principio tres veces al año, y se redujeron a dos a partir del comienzo del S.XVI.
Estas dos juntas tenían lugar una en los pastizales del sur, en los meses de enero o febrero, y otra en el norte, en los meses de septiembre u octubre.
Las ciudades en que se celebran las reuniones eran:



En el Sur: Villanueva de la Serena, Don Benito, Guadalupe, etc.

En el Norte: Ayllón, Riaza, Medina del Campo, etc.

Estas asambleas, de unos 20 días de duración, solían tener lugar en una Iglesia, aunque también se celebraron a campo abierto. El número de asistentes solía se de 200 a 300 hermanos de la Mesta, número que venía a representar la décima parte de los ganaderos que tenían derecho a asistir.

Los miembros estaban agrupados en cuadrillas o cabañas, que eran cuatro: Soria, Segovia, Cuenca y León.
Estas se reunían por separado y tomaban sus decisiones sobre los asuntos a tratar en las reuniones plenarias, en las que exponían sus acuerdos por medio del jefe de cuadrilla.



En cuanto a los funcionarios, la Mesta contaba con un nutrido número, que se distribuía en los siguientes grupos principales:
- Presidente.
- Procurador.
- Contadores y receptores.
- Alcaldes.
El cargo más importante era el de presidente, que al principio fue vitalicio y posteriormente se designaba para un periodo de dos años y recaía en el miembro más antiguo del Consejo de Castilla.
Existían tres clases de procuradores, los procuradores de la Corte o de Chancillería, que se encargaban de la defensa de los ganaderos ante los tribunales de justicia, los procuradores de puertos, que vigilaban para que los recaudadores no cobrasen impuestos injustos en los puertos, y asignaban a cada propietario su aportación a sostenimiento de la Mesta; y los procuradores de dehesas, que representaban a los ganaderos en los arriendos de pastos a los grandes terratenientes.
La administración de la Mesta se realizaba por el cuerpo de contadores y receptores. Las cuentas que estos elaboraban eran revisadas por el presidente.
Los alcaldes de cuadrilla o alcalde de Mesta eran los funcionarios más importantes. Se elegían dos o más cuadrillas, por un periodo de 4 años. Solían ser personas experimentadas y de intachable reputación. Su misión principal era la guarda custodia y administración de las reses mesteñas o descamadas. Además les estaba confiando el cumplimiento general de las leyes de la Mesta.
Otro elemento importante en la organización mesteña era el pastor. Su vida no era dura ni sujeta a privaciones. Tanto ellos, como sus familias, que a veces le acompañaba en el viaje, gozaban de firme protección oficial, de forma que a veces la Corona o las ciudades nombraban guardas especiales para asegurar su protección y la de sus rebaños durante la marcha.

Sus deberes y obligaciones estaban cuidadosamente reglamentados; a pesar de lo cual existían pugnas constantes entre ellos y la gente del campo e incluso con los propios ganaderos. Entre sus prerrogativas estaba la exención del servicio de armas.

La Mesta como organización no disponía de rebaños propios. Sus abundantes gastos eran sufragados con los ingresos provenientes de aportaciones de los miembros de las multas y de la venta de reses mostrencas.
Información: Blog Ilustrados Europeos

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